En su libro La aurora cuando surge (2022), Manuel Astur cuenta que tras la muerte de su padre se pasó todas las mañanas de un año escribiendo lo que veía desde la terraza de su casa. Y aunque aparentemente siempre era lo mismo: el pasto, la mesa gastada sobre la que apoyaba los codos, el bosquecillo de avellanos; todos los días algo cambiaba. El color del pasto mutó por todos los tonos entre el verde y el amarillo; las hojas de los árboles clarearon, cayeron y volvieron a crecer; la lluvia arreció; las nubes iban y venían. Incluso, un pájaro comenzó a considerarlo parte del escenario. Una parte de este número temático llamado «Paisaje» quiere creer que es ahí, cuando el sujeto aprende a los objetos —ya sea desde la posición del artista, narrándola, o interviniéndola físicamente—, que la naturaleza se transforma en paisaje. Los diecisiete autores que aquí publican nos recuerdan, a través de sus ensayos y fotografías, que nada permanece igual, de manera exquisita.